oemas del libro Biografía ciega de soledades
Canto marino
Y del verbo el mar.
las toneladas de sales
los relámpagos
los puertos en cada amor
la reflexión solitaria de los peces
el aparente rumor de olas en el cuerpo.
Y del mar el verbo
la piel escamosa translúcida
la tonada ciega de los caracoles
la fatiga del musgo
en la quilla de la soledad.
Mansamente
Mansamente canta
Quebrado del tiempo
Perro ciego
Selva
Mansamente se quita las costras
Las tira al mar
El viento sopla
Se estremece
Hermoso
Se deja caer
–Relámpago–
islas
I
Sobrevuela altiva
culebrina.
Punto infinito del cielo.
II
Al rumor del mar
las gaviotas tejen
al cielo las notas
últimas de la tarde.
III
La arena es el llanto
seco de los antiguos
dioses peninsulares.
IV
Los marinos ancestralmente
eran asiduos lectores
de epopeyas celestes.
V
La ola –un tanto– en broma
va borrando las huellas
del viajero para perderlo
VI
Cae un rayo
nadie lo escucha .
Sin embargo cae:
algo así es el miedo
VII
El navío se vuelve canto:
música de mares y ríos,
palabra que corre el silencio
para salvarnos
de nuestra mudez.
VIII
Devastado el barco canta
hasta que se acaba la voz:
marea de nuestro silencio.
Tomado del libro Poebrio, editado en el 2000
La noche entró a su cuarto,
levantó su falda, le apretó las nalgas,
le humedeció los pechos, la penetró.
cuando la noche se dio a la fuga,
ella quedó preñada de soledad.
Suicida
Cruzo las calles esperando la hora en que pases por mí.
Poebrio
Dentro del poema
el poeta ebrio
que con la mano borracha
sostiene la pluma
con la que escribe
un poema.
Poemas tomados del libro Sueño prosaico 2000
Para Eduardo Añorve
La mariconería de estar aquí
en este triste lugar pensando
con la saliva seca, el olor frío
del aburrimiento, las manos
que no sudan en un tiempo
donde no tocan ni escriben
La putería de seguir en el
mismo lugar, tristes, sin
pensar, sin saliva y el mismo
tedio de las semanas donde
las manos no tocan ni escriben
*
Era martes, tomé asiento
para escribirte un poema
cuando golpeé la primera tecla
ya era miércoles
la primera palabra la terminé
el viernes
espero que cuando acabe
este poema no estemos demasiado viejos
para amarnos.
Un poco de luz para retratar a Ana Lee
Una mujer descansa sobre el sofá,
el hombre con la cámara pide que habrán las cortinas,
quiere un poco de luz para retratarla.
Ella tiene sobre el regazo un cuervo y una carta,
en el suelo hay varias fotos y botellas desiertas,
alguien eructa desde la noche,
aliento alcohólico de Baltimore.
La luz no llega nunca.
Nunca más, para Ana Lee.
No más una doncella junto al mar,
ni la felicidad entre nubes.
Jamás brillará una estrella para ella.
Mientras en los ojos alcohólicos del poeta
Ana Lee descansa en su laberinto de musa.