jueves, 29 de octubre de 2009

La literatura del narco

(o a qué hora se fue todo a la chingada)
Carlos. F. Ortiz.


A qué hora o en qué momento se puede hablar ya de una novela del narcotráfico en México?, es una pregunta que me lanzó hace algunos días Federico Vite en un conocido centro recreativo y cultural de Chilpancingo: Las Coronitas. Era una pregunta, me imaginaba, no tan difícil de contestar. Desde que se escribe sobre el narco –le dije–, desde que la violencia, las atmósferas y el lenguaje del narcotráfico ha sido retomados por los escritores, especialmente por los escritores del norte. Le nombré algunos autores, como Élmer Mendoza, Eduardo Antonio Parra, José Rodríguez, Alejandro Páez Varela, Luis Humberto Crosthwaite, entre otros.
Sin embargo, Vite insistía que sí, que se ha tomado el narcotráfico como un tema común, pero que no hay una novela en la que se dé cuenta de un motivo que no sea el manido recurso moralino del hambre, por el que un país está como México.
¿Existe esa novela? ¿Cuál es y quién la escribió? Claro, hay acercamientos, pero no hay una explicación literaria de ese fenómeno. Bueno, hay nombres de autores y de libros, sí. Pero cómo y por qué no se han clavado sólo a ese aspecto. Claro, lo emocionante del narco es sólo matar, no el motivo. Los escritores aún no han escrito sobre la problemática central; lo han hecho desde una estética de la violencia, con su propio lenguaje, y que desde un punto estricto ha renovado el lenguaje narrativo del país, tanto que se habla ya de una narrativa del norte.
Después de algunas Victorias oscuras y frías, por supuesto, no llegamos a una conclusión tan clara. Vite insistía aún que no se ha escrito ese libro, que los escritores nos han quedado a deber.
Sin embargo, se me vinieron a la mente algunos títulos: Balas de plata, A wevo padrino, Al otro lado, Tiempo de alacranes, entre otras que han llenado los estantes; y algunas se han convertido de pronto en best sellers, por decirlo de algún modo.
Esto fue hace una semana, aún no tenía en mis manos el libro de Alejandro Almazán, Entre perros, que compre el domingo en la librería Educal de Chilpancingo. Ya había leído algunos comentarios sobre el libro, donde Alejandro aborda el tema del narcotráfico, la violencia, la amistad, la corrupción, la venganza, el deseo, la droga; todo esto para arrojarnos a los brazos de la realidad que afrontamos a diario en nuestro país.
Alejandro nos sumerge a un mundo terrible… mejor dicho, nos acerca al precipicio donde vamos cayendo desde las cumbres más escarpadas al reino del narco; nos acerca y nos deja asomarnos para ver y dar cuenta de cuánta mierda hay ahí. Nos deja sin aliento.
Me preguntaba Federico, cuándo se fue a la mierda todo, cuándo el narco y la violencia nos rebasaron, a qué hora despertamos y nos dimos cuenta que las calles, la ciudad, ya no eran de nosotros. No lo sé. Y no creo que en el libro Entre perros, de Almazán, nos aclare esas dudas. Pero sí nos describe cómo fue que pasó todo eso; cómo desde pueblos lejanos empezaron a nacer estos personajes; cómo se dan y se entretejen las relaciones del narcotráfico con el poder político y religioso; cómo fue que todo esto empezó a valer madre, y empezamos involucrarnos con una cultura que se encuentra viva y que nos exige demasiado.
Almazán nos presenta un libro de ficción; sin embargo, es una ficción que nos ha alcanzado, y que por momentos parece tan real. Es como si en algún momento estuviéramos leyendo una nota roja de algún diario.
Tal vez, después de leer Entre perros, aún no le pueda contestar a Vite, ni le pueda decir que ya está aquí en su puesto de revista m’ijo, el libro que está esperando; sin embargo, lo que sí le podría decir es que el libro de Alejandro nos aproxima y nos seduce por su construcción narrativa, poética y el manejo del habla popular; la estructura y la creación de personajes que reflejan la condición humana.
Aquí, para contestar un poco a Federico, Almazán no toma al narco como el tema principal del libro, o mejor dicho, de las novelas que se han escrito teniendo como escenario la violencia del narco, sino que es el narcotráfico, como una situación social que vivimos en el país, el que en algún momento ha envuelto a la literatura, así como ha tomado el periodismo, la plática de café, o el chisme en cola de las tortillas. Por ello no trata de explicar el porqué de su existencia, sino que pone a los personajes en esas circunstancias, y es ahí donde ellos tienen que moverse y actuar.



No hay comentarios:

Powered By Blogger